José
Ignacio Huguet, de Mundo Deportivo,
aventura el martes 10 de diciembre como una de las claves para
explicar “el irregular y decepcionante rendimiento del Barça” lo
que él viene a llamar “unos notables bajones en el segundo
cuarto”. Esta misma explicación la leía el lunes 9 en otro
rotativo. Sin embargo, mi impresión habiendo visto la mayoría de
los partidos y analizando las tablas con las anotaciones por cuarto
que así mismo presenta Mundo Deportivo,
es otra distinta.
Primero,
lo que nos interesa no es sólo ver qué le ocurre al Barça en
general, tanto en Liga Endesa como en Euroliga, sino que le ocurre al
Barça en las derrotas.
Vamos al tema. En Bilbao, el Barça perdió 80-72, encajando en el
último cuarto un -11. En Santiago, apenas unos días después,
perdía de manera sonrojante por 77-60 (fue después de ese partido
que Navarro mencionó el término “vergüenza” para referirse al
juego del equipo), encajando un -10 en el tercer cuarto y un -7 en el
cuarto. Del partido contra Unicaja hablaré después de comentar las
dos derrotas en Euroliga.
La
misma pauta la podemos ver en la derrota contra el Nanterre (67-71),
la primera que los azulgrana sufrieron en casa en esta temporada. En
en último cuarto encajaron un -13, aunque vale la pena hacer notar
que en el segundo cuarto fue un -8. Por lo que se refiere a la
derrota contra Fenerbahçe (75-70), la pauta fue diferente: a
remolque todo el partido y reacción final en el último cuarto (+9).
Así, tenemos un grupo de tres partidos (en Bilbao, en Santiago,
contra el Nanterre) en la que el último cuarto pesa como una losa.
Otra pauta diferente de juego, como la de ir gran parte del partido a
remolque, la vemos en el partido en Istambul contra Fenerbahçe, así
como en la trabajada victoria (76-75) de la primera jornada en el
Palau contra el Valencia, con -14 en el segundo cuarto y +15 en el
tercero, capeando el temporal.
La
derrota contra Unicaja del pasado fin de semana tuvo más que ver con
el partido contra Fenerbahçe que no con las otras tres derrotas que
he mencionado (Bilbao, Santiago y Nanterre). No obstante, los
parciales de cada cuarto del partido contra Unicaja nos indican uno
de los riesgos de hacer un corte cada 10 minutos. El primer cuarto
fue de un dominio apabullante de los azulgranas en los primeros
minutos, aunque al final del cuarto sólo mandasen de 3 puntos. Y a
sabiendas de que las rotaciones de Xavi Pascual empiezan alrededor
del minuto 5 del primer cuarto, tiene cierta razón Huguet al señalar
la aportación de los jugadores de banquillo en las primeras
sustituciones de cada partido como uno de los grandes interrogantes
del juego del Barça.
Sin
embargo, y ateniéndonos a lo que nos dicen las derrotas (en lugar de
hablar sin distinguir entre victorias y derrotas), ni las rotaciones
ni los bajones en los segundos cuartos dan la última palabra acerca
de los partidos que el Barça. Estoy de acuerdo con Huguet que hay
múltiples factores. No obstante, me parece más razonable referirme
a una pauta de malos finales de partido (en Bilbao, en Santiago y
contra el Nanterre), como un elemento predominante en tres de las
cinco derrotas hasta la fecha. Entonces es un rasgo de cierto
predominio en las derrotas del Barça este año, estableciendo una
pauta reconocible (3 de las 5 derrotas han seguido este patrón). Las
otras dos derrotas tienen más que ver con nadar a contracorriente
buena parte del partido, como pasó contra Fenerbahçe en Istambul y
contra Unicaja en el Palau, y como dice el refrán: tanto
nadar para ahogarse en la orilla.
Con
todo, para ganar al Barça le serviría con salir como el Real Madrid
esta temporada, a reventar el partido desde el primer minuto (cosa que evidentemente no están haciendo). A pesar de no ser la tónica, así lo
hicieron los azulgranas contra Fenerbahçe en el partido de vuelta en
Barcelona (+20 en el primer cuarto), y quedó constancia de la
efectividad del método expeditivo. Los azulgrana avasallaron al
equipo de Zeljko Obradovic por 94-81, con la mejor anotación del
equipo contando liga y Euroliga, concretamente +7 respecto a la
segunda mejor anotación, 87 en Canarias. En esos partidos tuvieron
un aire al estilo que
tan a menudo este año están poniendo en práctica el conjunto
blanco dirigido por Pablo Laso. O bien también podría aplicarse el
Barça esa idea que popularizó hace unos años Dusko Ivanovic,
haciendo toda una declaración de principios en la hay margen alguno
para la relajación: que la diferencia final sea la máxima
diferencia que el equipo haya logrado en el partido.